jueves, 19 de julio de 2007

La complicidad.

...En la primera curva,
cuando le doy la espalda al sol,
encaro el tiempo en cuyo seno vivo.
Y ya no ven mis ojos otra luz
que el claroscuro de mi nombre
urdiéndose en la trama de las horas.
A. Cabrera.




Sobre caminos salados cabalga la complicidad.
Avarientas son las certezas que no dejan lugar
a la duda, endureciendo las horas entre el sol
y la desidia, sin duda esa forma presentida,
es el cauce acostumbrado donde el horizonte
es apenas un limite inalcanzable.

Complicidad: esa rara flor que se resiste
a la consigna del olvido, con sus gestos apuntando
hacia antiguas nebulosas que vocean la mañana,
la nueva mañana que nos trae la confirmación
de gestos tan antiguos, que acicatean la insurrección
de las palabras, la conmiseración de lo que hasta
entonces no ha sido: la luz que alumbra equitativamente
sobre los pensamientos que celebran el afecto,
de espaldas al defecto y la relegación.

Sobre minúsculas gotas de eternidad se abrazaban
amorosamente los afectos, en la justa proporción
de cada soledad, después de tanta vida.
Nada hacia pensar que un día cualquiera,
se habría de procesar tanta ilusión desmedida,
cotejándola con cada realidad.

Duras son las piedras que golpean sobre la resignación,
desplazan al silencio sobre el que se instala la duda,
hasta desmembrar el significado de las palabras,
tal vez sedientas, por la sal sobre la que cabalga
la complicidad y sus impostados gestos.

4 comentarios:

sempre lontano dijo...

Hazme un favor Antoni, disculpa mis ausencias que se deben a algo llamado trabajo.

Discúlpame este sábado también, vengo del doctor que me ha recetado un antibiótico que me tiene completamente adormecida, me voy a dormir, no puedo ni leer, solo entré para que supieras que sigo haciendo ronda en torno a tu poesía.

Un abrazo de los grandes...

Antoni dijo...

Estoy bien, no te preocupes por mí, solo ponte bien y cuídate un poco más.

Un abrazo.

Croma dijo...

la complicidad, esa prima hermana de la amistad... ese espacio donde se pueden encontrar espejos, que también pueden cristalizarse.. y ajarse.. y romperse...

se es cómplice para el delito, a veces, para el delito de sentir.. y es la sal que escuece la que nos muestra que, a veces, no todo es como imaginamos.. y el complice pasa a ser un fugitivo... y el corazon un navegante en mares salados...

tu poema me ha llevado a la mèdula de los encuentros.. si la complicidad no se traslada al territorio firme, donde se encuentra el surco para la raiz, puede hacernos temblar.. y doler... y desleirse bajo los puros pensamientos... si se fortalece y nutre.. puede crecer. de complicidad a serena templanza.. amistad... abrazo constante... bueno, es lo que me hiciste pensar, siempre me haces reflexionar, Amigo.

Abracada y petonets!!!!!!

Antoni dijo...

Dije complicidad, intentando definir uno de los aspectos más hermosos de la amistad, pero también es aplicable a todo tipo de sentimientos entre las personas, ya sean padres, hermanos, hijos etc. “se es cómplice para el delito, a veces, para el delito de sentir” me gusta esa frase.

Es cierto que la complicidad a de ser entre dos (incluso a veces entre mas) y creo que si se rompe es por que no se riega lo suficiente, aunque en ocasiones, si se riega con demasía, también se puede ahogar, como todo en esta vida, es complicado encontrar el equilibrio.

Un abrazo.