Quiero reinventar el mundo, emergerlo de la penumbra de un sol robado, poco a poco, con una luz nueva y tenue, pero tuya.
martes, 7 de agosto de 2007
Volver de la soledad.
La consciencia se ha dormido
en lo que queda de noche,
próxima a una nueva forma de soledad.
La luna posa sus estrías sobre
lo que queda de la noche. Azulean
las esquinas con el vapor del calor
que alivio la lluvia de la tarde,
en la aldaba regia de un prometedor agosto.
Un hombre camina sobre la luz
de sus óxidos, sin tiempo, disperso
apenas entre la brisa del mar y una
vieja canción, sin mas vida que la memoria;
recuerdos superpuestos en otra forma
de tiempo que acercan a la indolencia,
¿Qué nombre de mujer? Sucinto amor,
¿Qué música por venir en esta oscura
claridad, que no hiere la verdad,
ni siquiera la que no fue?
Asiste solo al día y a la luz
que condiciona el tiempo a la armonía,
al paritorio donde los sueños se ocultan
tras su huella por no desvanecerse,
y la compara con la noche, en lo mas profundo
rechaza el manto tenue de la muerte, resortes
libres del pensamiento: agravios, inquietudes,
vilezas refulgentes que el mundo no equilibra,
todo nombres sin nadie que se revelan
en el aire y no aciertan los recuerdos.
La noche estimula la nostalgia
ante el reflejo de la luna esplendente.
¿Es esta extraña sensación al despuntar
el día, regresar de la soledad, sin saber
de que forma, ni cual es el camino?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Cuanta melancolia percibo en tus letras Antoni...
Los recuerdos, esos que nos hacen transoprtarnos a la mayor felicidad o a la tristeza en cuestion de minutos...
Pero que jamas nos dejan estar solos.
Un abrazo.
La nostagia y las metáforas, los pensamientos...se nos dispersan, dislocan, desbordan en nocturnida
des abisales...Y es que la noche y la soledad provocan, provocan a la voz del poeta.
Me ha encantado, tanto como tus palabras en mi espacio.Maravillosas.Gracias.
Un abrazo
Llego desde la posada de la luna, en medio de una llovizna en mi helado agosto, a tu casa, y leo esto que parece reflejarme como un espejo. Escribir es un modo de no perder la memoria, al leerte recuerdo cada palabra que revuela en mi interior y vuelvo llena de mí misma. Tienes el don de reflejarme, amigo mío. Volver de la soledad, es tomar conciencia de que solos es mejor que con un nombre equívoco en los labios... solos y sabiéndonos vivos, es mejor que acompañados de malas compañias.. sólo así se logra ver lo esencial, en la soledad profunda, en el eco del alma... de la propia alma.. me sorprende la madrugada en esa caminata en la que te reflejas como en mis ojos.. y te miro y me miro.. y descubro que la soledad es un motivo más para volver a sentir el deseo de nombrar con fundamento lo que tenemos y es breve y puede ser efímero si nos enredamos en nombres ajenos: VIDA. Esa es la que nos impulsa. Esa es la que asimos por los cuernos para llegar tan lejos como nos esté permitido. en tanto.. caminante.. se hace camino al andar.... un abrazo. y petonets.
Nunca dejes
que se instalen
soledad y frío.
Al menos no la
soledad hiriente,
Sí la soledad
que es calma.
Sin más vida
que la memoria.
A veces me asusto
concluyo que
yo también vivo
para exhaltar
a la memoria.
Para construirle
un templo
donde un un dios
inexistente
recibe tributo
todos los días.
¿Cómo se hace
para matar al
recuerdo?
¿Cómo puede
descargarse
sobre él
la mano sin
sentirse
un asesino?
Luego me digo
"hay que matarle"
para seguir viviendo
pero...
¿y si no hay
más vida por delante,
que haré sin futuro
y huérfana de memorias?
Publicar un comentario