martes, 17 de julio de 2007

Soledad.

Cuando ya no queden agravios que infrinjan
a los espejos las preguntas nunca hechas,
sospecharemos de la soledad convicta
en la interina realidad que envuelve al tramite
del sueño: a tal causa, tal efecto, sentenciaran
los bufones, tartufos del pensamiento.

Busco en las sombras, el bosque
legendario, donde quedo la palabra
que dejo caer su peso sobre las piedras.
El derrotero opaco del recuerdo
va mas allá del camino que recorre
el corazón de la memoria, sin dejar
apenas sitio para la razón y mis asuntos.

Busco unos ojos claros que dibujaban
cada minuto de las tardes de verano,
entre reflejo y reflejo, le arrancaba
al agua sonrisas blancas que dividían
el azul del océano, en una efímera eternidad
de velas, entre el sol y el horizonte.

En mis manos sostengo el silencio.
Nadie responde a la llamada en la memoria
que quedo después de ti, su congénito
horror adherido al pensamiento convicto
de ocaso, intercepta en las sombras las imágenes
fragmentadas por la fría aguja que urde
las horas, con hilos que acarician
la victoria del que se rinde a su pesar.

Vuelvo donde ya no floreces los geranios,
donde jugaban las sombras de las sabanas
tendidas al viento, que ya no incitan a bailar.

Cae la tarde mientras el sol va quemando nubes
y el viento se lleva el grito de lo que pudo ser,
siendo una copia fraudulenta de un rastro de verdad.

3 comentarios:

Croma dijo...

Desde la soledad
se abren las puertas
con libertad plena,
en alabanza,
y en esa soledad
la mala hierba,
se convierte en la hierba
sin cizañas.
Aprendemos a ver
con otros ojos,
y a valorar el fiel
de la balanza.
En cada soledad,
se abren abismos,
que nos propulsan lejos
al mañana.

*

no sé qué sea mañana, pero hoy, como siempre, a tu lado. Abraçada y petonets. Adriana

Antoni dijo...

Soledad, laberinto de espejos:
frente al sol rojo, claridad y silencio, un grito mudo amenaza con convertirse en una forma ajena, que percibe el peso
de lo que no se explica, inundando
la incesante ausencia de futuro.

Detrás de la verdad esta
la soledad, ojos ciegos intentando unir la dispersión de las silabas que formaban palabras, sobre
el cielo de una playa de poniente.

Sorprende el otoño con cada nueva soledad, en transito hacia ninguna parte, esperando el mandato del engaño, de la cruel desolación
sobre la hierva recién cortada que envolvía nuestro porvenir, sin mas explicación que una mirada sobre los brillos del espejo,
que seniega a esta invasión definitiva del régimen autocrático de la nada.

Se te echaba de menos, un beso.

Croma dijo...

Soledad... laberinto de espejos.. qué buena definición... pues.. ya sabes que en los espacios donde hablas de soledad, vengo siempre a poner mis pensamientos, como las flores.. para que aniden en los momentos en que sabemos que estamos menos solos porque los amigos nos acompañan...

espero las fotos y las instrucciones para los videos, eh??? un abrazo.. y también se te echa de menos, Amigo!